Decidimos seguir derecho para el castillo Sant' Angelo, el cual costaba 11€ por persona. Tiene una cafetería en la parte más alta del castillo con unos sándwiches muy buenos, sumado a dos cafés costó 11€, a lo que habría que sumarle la buena atención del personal. El castillo es interesante aunque no tiene nada de especial más que ser una de las construcciones más antiguas en pie enteras de Roma, pero lo bueno es que se ve bastante de la ciudad de Roma, y es uno de los lugares altos a los que se puede ir sin tener que subir quichicientos escalones.
Tip II: Tampoco es tan aburrido como el Ara Pacis: una construcción cuadrada, restaurada en su mayoría, que creo no vale la pena ir a visitar, menos considerando que costaba 8€ por persona.
De aquí nos fuimos caminando hasta la Piazza del Popolo, una de las plazas más importantes para la historia romana pero así también una de las más feas y maltratadas. Subimos hasta el Pincio, cosa no recomendable cuando está lluvioso porque estaba todo lleno de barro.
Posterior nos fuimos a almorzar con Marta a Gusto (Piazza Augusto Imperatore 7, +39 06 3226273), un restorante del estilo de los que encontramos en los hoteles 5 estrellas, bastante modernoso, que tenía un menú de medio día de 9,50€ más bebida que consistía en un plato, el cual podías servirte lo que quieras, así que, sin importar nacionalidad, la gente se lo cargaba cual tren hindú que viaja a Katmandú (¡hasta las bolas!).
Como el día estaba demasiado feo y estábamos por la zona de compras similar a la calle Florida en Buenos Aires, empezamos a caminar hasta pasar por un negocio de Via del Corso donde empezó la locura consumista. Después pasamos por la sede de Zara donde no pudimos con nuestro genio y terminamos cargados hasta el cuello de productos “necesarios”.
Tip IV: La ropa en general es barata y tiene mejor calidad que la americana, las zapatillas deportivas en este caso son caras. El calzado de mujer es barato y especialmente las carteras. Las mejores rebajas las tienen las cadenas grandes y los precios más económicos los tienen los negocios chicos.
Nos quedaba cerca el famoso café Il Greco (Via dei Condotti, 86), indiscutible uno de los mejores café de Roma. Sentarse cuesta entre 4 y 6 veces más dependiendo el producto que uno quiera consumir y, encima, tardan en atenderte, así que lo mejor es hacer barra para tomarse 2 capuchinos a 2.6€. Es igual al Tortoni, pero un poco más chico.
A media cuadra está la Piazza di Spagna, plaza enigmática para la moda, la cual se usa siempre por sus escalinatas, que en persona se perciben mucho más reducidas del tamaño que uno puede apreciar en los desfiles por la TV.
Aunque el día estaba terriblemente feo fue uno de los lugares con más cantidad de gente aglomerada de todo Roma (sin contar a los rompe-pelotas que te quieren regalar la flor para terminar metiéndote las manos en los bolsillos).
Tip V: ¡Cuidado! Todo lo que le ofrescan con la intensión de regalárselo seguramente sea un intento de robo, o hurto o mentira. Se situan frente a las plazas y los lugares llenos de gente. Si nos ven un poco tímidos van a intentar molestarnos entre varios. No hay que insultarlos, pero hay que saber poner un tono y timbre de voz firme y decir "NO!" mirándolos a los ojos y retirarse sin seguires la corriente. En cualquier caso que insistan, buscar a la policía.
Regresamos al hotel y nos dormimos una siestita de una hora. Empezamos a deambular y terminamos en el peor lugar de Roma, el Restaurante Della Fontana di Trevi, una terrible mierda, nos costó 47€ para los dos y se come malísimo, te ofrecen productos que no tienen, te cambian las bebidas, la atención pésima.
De acá nos fuimos a una heladería que recomendaban cerca de la fontana di Trevi y probamos un helado que, creo, es mucho más rico en Argentina. El de mora era desabrido, el de tiramisú era rico, pero nada diferente al de Bs. As., el AfterEight era lo mismo que el de menta de cualquier lugar, y el Lemonchelo safaba pero no era gran cosa.
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