martes, 3 de febrero de 2009

Llegada a Roma, Fiuminicio

Vamos siguiendo los carteles para ir a las puertas donde tomamos el vuelo a Roma. El aeropuerto es muy lindo, está todo limpio, es grande, cómodo, muy moderno. Hacemos migraciones, a mi no me sellan nada y a Caro le ponen el sello de entrada (el único sello que tiene el pasaporte hasta el final de las vacaciones), capaz habrá sido porque venía acompañada conmigo, estábamos más o menos bien vestidos y yo tenía nacionalidad europea que no le dijeron ni preguntaron absolutamente nada. De acá vamos a caminar y vemos el Zara, entramos a chusmear y tenían algunas liquidaciones. Caro se compra un vestido (€12,95, ni en Once se consiguen a ese precio). De ahí vamos al Mc Donalls y tomamos un desayuno (€3,35, noten la diferencia con el precio en Argentina).

Nos tomamos el vuelo a Roma, sale con unos minutos de demora pero el avión es mucho más lindo, más moderno y más chico. Viaja casi vacío. Llegamos a Roma con 30 minutos de demora total nada del otro mundo, ya no es lo mismo que Barajas, pero para mi increible suerte la valija aparece primera y en tan solo 3 minutos de estar esperando en la cinta. No hacemos ni migraciones ni nada, no nos revisan ni pasaporte ni ticket de valijas.

Vamos hacia el tren para tomarnos el FM1 hasta trastévere y ahí un taxi pero nos paran unos italianos en la escalera hacia el tren para ofrecernos llevarnos en combi por €15 cada uno hasta el hotel. Aceptamos y nos quedamos esperando que nos lleven. Resultó ser un monovolumen de Mercedes Benz.

Tip: Yo confié en los italianos porque para sacarme algo tienen que ser mandrake, pero la impresión suele llevarnos a dudar. Los tanos son tanos, por eso se los escucha gritar entre ellos y pareciera que nada les importa de nosotros, pero resultó ser lo mismo que viajar en tren y taxi, con la diferencia de que nos dejaran en la puerta del hotel. En nuestro caso el hotel estaba a 6 cuadras del subte, por lo que no era bueno ir en tren hasta el subte y combinar.

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