Llegamos hasta el Palazzo Pitti con sus Jardines de Boboli. Después de haber ido a tantos museos y tantos lugares cerrados, ir a los Jardines de Boboli es un sueño hecho realidad. Tuvimos la suerte de disfrutar de un día soleado, aunque seguramente estos jardines explonen en verano.
Acá se puede ver la magnitud de poder y dinero que tenían estas familias ya que nos tomó más tiempo llegar hasta el fondo del jardín que recorrer toda Florencia. La cantidad de estatuas, fuentes, árboles, es impresionante.
Está lleno de gatos, no se si tantos como en nuestro Botánico, pero al menos vimos unos 10. Los gatos en Italia, a diferencia de España, son muy grandotes, gordos y peludos. Lo que no vimos en ninguna de las ciudades fue perros abandonados.
En España siempre que encontraba algún gato en la calle tenían el tamaño de un gato chico, tipo siamés. Lo único que nos mató fue el frío, porque el lugar es ideal para sentarse a leer en una de las escaleras tomando un poco de sol.
Desde acá nos fuimos caminando al Ponte Vecchio, el puente europeo construído en piedra más antiguo. En sí es un lugar más para pasear, no tiene gran magia. La vista no es sorprendente pero se puede ver una parte de Florencia a través del blanco que deja el Arno.
"Está saliendo el sol" y nos disponemos a visitar la Piazza della Signoría y ver algunas de las estatuas (imitaciones) expuestas en la peatonal. La Piazza (que no es una plaza) es muy grande, en las proporciones que uno conoce en Firenze. Hay varios negocios históricos, como Officine de Panerai (una relojería italiana que se dedicó a proveer de estos artículos a la marina italiana), obviamente está lleno de marcas como Chanel y el famoso pero cerrado café Rivoire. Aunque hacía frío nos tomamos un heladito de coco y tiramisú, pero sigo pensando que el helado argentino es más sabroso.
Caminando fuimos a la iglesia Orsanmichelle pero estaba cerrada, por lo que terminamos en el Duomo, impactante iglesia por fuera, super colorida y con una fachada muy cargada, que increiblemente por dentro se torna fría, básica y carece de tanta vida como uno se imaginaba.
Había investigado y teníamos el mercado de pulgas cerca, fuimos a lo que sería el mismo mercado de Dorrego y Niceto, digamos que eran negocios de venta de antigüedades, no más que eso. Al ser temprano y estar cerca de la iglesia Santa Cruz donde está el sepulcro de Miguel Angel, decidimos pasar (5€ por persona). Al principio parecía caro ya que la iglesia no es gran cosa y la estában reparando, por ende la mitad estaba tapada y salvo un par de sepulcros importantes no tenía mucho para ver, pero caminando nos encontramos con unos parquecitos internos muy lindos, ideales para absorver un poco de luz solar en un día tan frío de invierno.
Terminamos en la Piazza San Simone, número 3 Rosso ¡Qué lindo es italia! Encontrar en esta plaza un negocio de alimentos fue lo mejor de todo Florencia. Entramos y en mi super básico italiano le pregunté si hacían sandwiches y me dijeron que sí, así que empezamos a elegir diferentes productos, desde muzzarella en aceite de oliva con peperoncino hasta queso gorgónzola, desde jamón crudo hasta salame picante, berenjenas al escabeche, tomates secos en aceite de oliva, todo delicioso, a razon de 13€ los tres sandwich y las dos cervezas, era regalado. De paso tomamos cerveza checa, porque tenían la heladerita llena de cervezas de diferentes lugares. Volvería a Florencia sólo para ir a comer a ese lugar.
Después nos tocó hacer un toque de caminata, especialmente dentro del Zara. Salimos y fuimos a conocer los puestos callejeros cerca del mercado central. La mayoría vendían lo mismo, carteras y billeteras de cuero, imitaciones de marca, y pañuelos y bufandas, a razón de 4€ el cashmir.
Después nos fuimos a la Piazza della Signoría a liberar un libro de Bookcrossing y caminando encontramos Le Mossacce (recomendado en el foro de LosViajeros.com) en Via del Proconsolo 55R. Se entra por un pasillo al fondo con un pequeño salón, se comparten las mesas y se come excelente. Pedimos una Ribolita (sopa clásica italiana), un Pollo Arrosto junto con sus papas, macarroni con bolognesa, café, capuchino, vino de 25cc (que parecía medio litro) agua, propina y un shot de Jaëgermeister por tan solo 30€. Otro de los lugares que recomiendo sea el must para visitar. De esta forma cerramos la visita a Firenze. Ciudad que merece 2 días para visitarla y por lo menos 4 para conocerla y sentirse florentino.